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La ley de Murphy es una mala puta

Las probabilidades de que una tostada caiga del lado de la mantequilla son proporcionales al precio de la alfombra”, @Internet

Siempre he querido empezar un artículo con una cita, da mucho caché”, @Nuere16

Es lo que tiene, en ocasiones, el trabajo. Que te aburres y te pones a buscar las cosas más extrañas. Como la ley de Murphy, esa de que la que todos hemos oído hablar. Básicamente, el bueno de Murphy venía a decir que si algo puede salir mal, así será (lo de la segunda cita es porque soy subnormal y este artículo es para hacer reír, no le busquéis más (o algún) sentido a eso).

Luego te vienen científicos ganadores de premios Ig Nobel (que no Nobel a secas, cuidado ahí) a decir que si la tostada cae por el lado de la mantequilla es por la altura de la mesa, el tiempo de vuelo tostadil, y la rotación terrestre cuando la luna está alineada con Saturno. Y que claro, siempre te acuerdas más del hambre que se te quedó por no comerte esa tostada que cayó malamente. Lo normal, vaya.

¡Gato + tostada = VUELO ETERNO!

¡Gato + tostada = VUELO ETERNO!

¿Y a mí qué me estás contando de Murphy, mantequillas, vuelos y rasantes, Nuere, si he venido aquí a leer de football (Animalicos, en este blog se habla de lo que me salga del cimbrel)? Pues ay amigos footballeros, que en el football, y sobre todo en las ligas fantasy, la ley de Murphy es el pan (con o sin mantequilla) de cada jornada. Y como uno es de Bilbao de toda la vida, más chulo que un 8, os traigo la prueba fehaciente de ello, en forma de 7 leyes de nombre rimbombante que lo van a petar en el próximo encuentro footballistico:

La tendenciosa casualidad de los Keepers lesionados:

Empezamos por el principio. Bueno, más bien por el final. En algunas ligas se tiene la opción de mantener un número variable de jugadores de cara a la siguiente temporada. Esta elección es largamente meditada, pues de ella depende afianzar la base de tu futuro equipo.

¿Y dices que los pick 6 son malos?

* Entonces tu WR1 hace un slant y… – No tengo ni frostis de lo que me estás contando

Así pues, te decides por esos jugadores sobre los que depositas todas tus esperanzas, desechas a otros, en muchas ocasiones con gran dolor de corazón, y cruzas los dedos para que su siguiente temporada vuelva a ser tan buen a como la anterior.

¿Pero qué pasa? Que estás jodido, porque uno de esos jugadores que guardas como oro en paño se va a lesionar. Mentalízate, es así. Igual se salva de los training camps, igual se salva de la pretemporada, pero llegará un momento en el que ese jugador se lesionará. Si tienes suerte será una lesión de un par de semanas, pero prepárate para un IR del tamaño de Alaska.

La habilidad demoníaca de tu antecesor en el draft para robarte tus caprichos:

A la hora de afrontar un draft existen diferentes estrategias. Por un lado, está el estudioso del football, que analiza los prospectos, las bye-weeks, los rookies y toda la hostia, se apunta nombres y elige todo en menos de 10 segundos porque saben lo que quieren, cuando lo quieren y como lo quieren. Por  otro lado, está el que pasa bastante un poco del tema y dice, “Pero si ya elegiré en vivo, si tengo un minutazo”. Lo que se dice vivir al límite, vaya. Sea tu perfil el que sea, siempre tendrás por delante, justo un puesto antes, algún hijodeputa que te va a robar todos tus caramelos.

Y así te encuentras en tu casa, a la hora acordada, con varias ventanas abiertas en tu ordenador para poder ver los stats de tus objetos de deseo susurrando “Watty watty, ¿quién te quiere a ti, jota jota? ¿Quién te va a draftear? ¡Yooooooo! ¡Animal, que eres un animal! ¡Mala bestia!”. Y te crees muy listo porque todos están drafteando jugadores ofensivos y tú eso ya lo tienes cubierto. Les vas a adelantar por la derecha, saludando con sonrisa de fucker y entonces… “Pakitos Ducks drafted JJ Watt”. El portátil a tomar por culo, el vecino dando bastonazos por los gritos y tu madre/novia/mujer entrando en tu cuarto a ver qué te pasa.

AAAAAAH EN TOAS LAS GAFACAS!!!!!

¡¡¡¡AAAAAAH EN TO’AS LAS GAFACAS, FURCIA!!!!

Bueno, bueno, bueno… calma, reacciona Nuere, qué no pasa nada. ¿Yo? Tranquilo. Respira.Drafteas a otro DL que tenías ojeado y recitas tu mantra zen. Pero eso se repetirá seguro, ya sea con un WR rookie al que tenías cariño o un QB que pensabas que nadie draftearía

La fatalidad semanal de los MVP de la jornada:

Nunca te enfrentas a un Aaron Rodgers con 2 INT, cosa que no pasaba desde que Favre enseñaba la pilila. Ni te enfrentas a un Antonio Ramiro Romo post-cena de acción de gracias que canta más que los cuervos de su película favorita (me refiero a Dumbo, duh?). Y por supuestísimo nunca jugarás contra un Lynch embajonado, sin huecos en la defensa o contra un Calvin Johnson al que le quitan TD por nuevas reglas incomprensibles.

No, no, no… Eso no te va a pasar. Te enfrentarás a un Manning (el bueno, no el Elishalite) que se saca 7 TD de la cicatriz del cuello (y ojo, solo a Manning si tienes suerte, si no al combo Manning+Welker), a un DeMarco Murray al que le gusta aviolinar a carneros desprotegidos o a un Victor Cruz en uno de esos días en los que le da por mover las caderas, repetidas veces.

Porque cuando mires la alineación de tu contrario, verás que con dos jugadores ya te ha hecho 70 puntos mientras que tú te conformas con que McFadden corra 9 yardas y lance un pase, ¡UN PUTO PASE!, de TD. ¡QUE YO LO QUE QUIERO ES QUE MI RB CORRA!

La volatilidad inherente de los WR de tu plantilla: 

Siempre se ha dicho que los receptores están hechos de otra pasta. Con su ego, su divismo, su talento desperdiciado. Les ver realizar sus recepciones imposibles, sus celebraciones hilarantes y sus más recientes quejas de nena malcriada por un pass-interferance no pitado… Y piensas, “¡qué bueno es el hijoputa y que tonto también!”.

Habla chucho, que no te escucho

Habla chucho, que no te escucho

En tu liga fantasy pasa parecido, solo que el tonto eres tú. Porque te dices, “Mike Wallace… Mikey, colegui, tú este año lo vas a petar con los Dolphins, ¿eh? ¡¡¡Wallace Wallace!!!”. Pero no. El puto Mike Wallace recibe un balón para 8 risa-yardas y cero mofa-TD  y tú te comes los mocos. Así que le sientas, por quejica, y pones en su lugar a Miles Austin, James Jones, Nate Burleson o cualquier otro receptor que tienes en la reserva.

¿Y qué pasa? Pues que tu nuevo receptor hace 3 miseros puntos, y gracias, mientras que el Wallacito de turno se ríe en el banquillo, con 150 yardas y tropecioentos TD. Así son los receptores, divinos bastardos a los que sustituirás tras dos partidos malos para que se salgan en el banquillo, mientras que sus remplazos te la juegan con ridículas actuaciones.

La inoportuna concordancia entre lesiones y descansos:

Has sido un tipo previsor. A pesar de eso compañero que mediante malas artes te ha robado tus juguetes, te las has ido apañando para confeccionar una plantilla competitiva, capaz de sortear las bye-week con solvencia.

Pero no, amigos, no. Porque cuando lleguen las semanas de descanso, ese jugador destinado a sustituir a tu RB titular tiene una conmoción, mientras que ese WR con el que nunca acertabas tiene un dedo roto (¡MARICÓN!) y a tu TE no le pasan ni en los entrenos. Así que ya puedes rebuscar entre la morralla libre, a ver si encuentras algo decente.

Asúmelo, la plaga de lesiones te azotará durante el periodo de las bye-week, haciendo cuasi-imposible competir con garantías.

El abultamiento sobredimensionado en jornadas inservibles:

Cada liga tiene su método, su número de jugadores, puntos por TD, etc, etc. En la mía, actualmente, un buen resultado es estar entre los 110 y 130 puntos. Con eso puedes aspirar a la victoria. Por supuesto hay jornadas muy buenas (con 160 puntos) y jornadas muy malas (en las que no llegas a los 80).

PeytonManning-2

– Nuere majo, este TD va por ti! + ¡Calla maricón! ¡Mira qué mano de sarasa tienes!

Lo que sí que es seguro es que cuando alcances tus mejores puntuaciones, no te servirán para nada. O sea, sí, ganarás y estará guay, que bien, pero tu contrario habrá sacado 90 puntos, por lo que tu pedazo de jornada será como los goles de Cristiano Ronaldo cuando el Madrid gana 5-0, para maquillar las estadísticas…

Eso sí, le semana siguiente, cuando tu rival te haga 110 puntos, olvídate. Olvídate porque entonces no llegarás ni a los 100. Y por supuesto, cuando hagas 150 puntacos tu contrario hará 152. Hagas lo que hagas, estás muy jodido.

La diosa fortuna, protectora de los vagatas de la liga:

Todos tenemos un vagata en la liga. En mayor o menor medida, siempre hay uno. Y da igual lo que te esfuerces, lo que busques, lo que insistas, alguno, poco a poco, se dejará llevar e irá pasando progresivamente de actualizar la alineación. Esto pasa sobre todo al principio, en las primeras ligas, con gente novata. Arrastras a un amiguete para llenar los huecos y al final éste pasa del tema.

Y ahí entras tú, que te enfrentas a  un equipo que tiene a su RB lesionado, otro jugador “questionable” y otros dos en bye-week. JO JO JO, te dices. JO JO JO, te relames. “Equipo abandonao, partido regalao”, cantas. Iluso.

Porque ese abanderado de la potra mundial, ese amiguete al que has intentado timar con trades imposibles, tiene a Reggie Bush y Jimmy Graham sanos, en estado de gracia y tocados por la varita, y con eso le vale para violarte con violencia y frenesí. ¿Y lo peor de todo sabéis qué es? Que tu amigo, el legítimo propietario de ese equipo, ni siquiera sabe que te ha ganado, ¡que se enfrentaba a ti!, que tenía a Vick Ballard lesionado o que en football hay bye-weeks y hay que estar atentos a eso…

El football y yo [By Nuere]

¡Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad, saca la bota María, que me voy a emborrachar!

Antes de todo, desde Monday Night Blog, ¡os deseamos unas felices fiestas! Me sé de uno al que la Navidad no le hace mucha gracia, pero oye, a mi me encanta. Es una época maravillosa, donde te puedes reunir con la family, estar todos juntos, y que se le va a hacer, esas cosas me tocan la fibra, que tengo muchos primos desperdigados… Y no soy nada religioso, más bien al contrario (bueno, más bien no me tira el tema eclesiástico, el religioso lo acepto con mejor cara) pero disfruto muchísimo de estas fechas. Esto, unido a que estamos de vacaciones (merecidísimas, por supuesto), aumenta las posibilidades de que no podamos actualizar tanto como nos gustaría. Esperamos poder estar para comentar los partidos de la semana, pero no aseguramos nada.

Como recompensa, vamos a inaugurar una nueva sección, un nuevo tipo de entrada. En “El football y yo [By Inserte aquí nombre del autor]” descubriréis como gente que parece normal, que actúa normal, se enganchó a este deporte y comenzó a hacer locuras, trasnochar en busca de partidos raros, gesticular de manera extraña y gritar mucho hut hut. Empezaremos Gartzo y yo, pero muchos de vosotros, fieles seguidores, ya podéis ir pensando la vuestra, que quizás recibáis un email dentro de poco. El objetivo es ir publicándolas durante la off season, cuando escasean las noticias. Ponemos las nuestras ahora para que veáis como va el percal.

Sin más dilación, os dejo con mi parrafada. Espero que la disfrutéis.

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Marcar un punto en el que el football entró en mi vida es, como mínimo, complicado. Este magnifico espectáculo se me ha ido apareciendo durante varios momentos, con cuentagotas, poco a poco, para ir enganchándome, reteniéndome y convirtiéndome en un enfermo… Y es que lo confieso, siempre me han molado muchísimo los deportes estadounidenses. Ese tridente que tienen, con el baseball, el football y el hockey (más importante en Canadá que en los yuesei, pero bueno), me fascinaba. Recuerdo un campamento de ingles en verano, en el que unos profesores nos enseñaron a jugar a baseball. La sensación de darle con toda tu alma a la pelota y echara correr para conseguir un homerun fue la leche. Una pasada…

A mí siempre me ha gustado patinar. Pasaba las tardes por ahí con mis patines, de arriba abajo. Empecé con los clásicos sancheski de cuatro ruedas, dos y dos, que te atabas a las zapatillas. Luego los de bota, con el freno delante. Y por último unos de línea. Cuando me regalaron el juego NHL’99 se me abrió el cielo. ¡Qué juegazo! Siempre me cogía a los Mighty Ducks of Anaheim, con Paul Kariya y Teemu Selanne a la cabeza… La de horas que jugué. Luego por supuesto me compré un stick y echaba mis tiros, pero nada serio. Solo de ver la intro se me ponen como escarpias. Temazo de David Bowie y caña sobre hielo:

Pero el fútbol americano era otra cosa. Nunca lo había practicado, no había manera, realmente. Era tan extraño, tan complejo. Trataba de jugar a algunos videojuegos, pero no me enteraba de nada. Eso sí, me fascinaban las películas. Y es que si en EE.UU. hacen algo bien, son películas. Y las deportivas, con ese toque épico, de victoria en el último segundo, de sufrimiento, de compañerismo… Las bordan. Sí, muchas abusan del sentimentalismo barato, pero oye, bien chulas que están. Así que claro, yo me lo pasaba teta viendo películas como “Equipo a la Fuerza”, “Titanes”, “Rudy” o “Un Domingo Cualquiera”. Películas que si bien no te enseñaban las reglas del football, te dejaban ver lo justo como para motivarte. De vez en cuando, me vuelvo a poner algunas escenas, para subirme la moral y engorilarme.

Siempre motiva verte el speech de inch by inch

Y así pasaron los años, me gustaba el deporte, pero nada especial. No me interesaba por sus reglas, ni por la NFL ni nada en concreto, al fin y al cabo no tenía los medios… Y llegamos por fin al año 2009, hace algo más que un añito, justo antes de Semana Santa. Estaba yo en el Colegio Mayor de Mordragor, cuando veo que el bueno de Gartzo, como un colgado, anunciaba que iba a poner la Superbowl XLI en el aula magna, y de paso explicaría como iba esto del fútbol americano. Yo ya conocía a Gartzo así que me dije “¡rayos y retruecanos! ¿Que mejor momento para enterarme de cómo va el pastel que éste?” y ahí me fui. Recuerdo la primera jugada. Kick-off y ZAS, touchdown de retorno para los Bears. “Esto normalmente no pasa, eeh. ¡Y menos en la Superbowl!”.

Instant classic

Así conocí los cuatro downs, los incompletos, las paradas de tiempo y algunas penalizaciones. Y los muy “cerdos” nos mandaron “deberes”. “Para Semana Santa, a ver la Superbowl XLIII, Steelers @ Cardinals”. Y ahí me fui yo, con mis archivos. Y que grande. Big Ben, con lo grande que era/es (más bien gordo), esquivando como nadie. Fitzgerald dándolo todo, y poniendo el partido patas arriba. Y Santonio Holmes, con una recepción imposible, en el último suspiro, dándole la victoria a los Steelers. Yo iba con “los rojos”, que tenían un QB con las hombreras muy altas, guantes y cara de nazi. Pero aquella recepción…

Y así fue como, a partir de ahí, tanto Gartzo como yo decidimos darle caña. Para la season 2009/2010 decidimos motivarnos a tope y ver un partido a la semana. Y por si fuera poco, montar una Fantasy League. Yo no tenía ni idea de los jugadores, pero me tocaron un tal Adrian Peterson, un tal Aaron Rodgers, Wes Welker, Owen Daniels, que se me lesionó a mitad de temporada… Y eso, cada semana, un partido, que nos poníamos los jueves, tratando de no saber el resultado, para ir más motivados. Así nos vimos el famoso Patriots @ Colts, jugándosela con el 4th&2. El Vikings @ Packers, con el regreso de Brett Favre a “su casa”. Vimos a los Broncos, con sus throwback uniforms to’ molones, cuando aún eran buenos e imbatidos.

Pasaba la temporada y cada vez me gustaba más el deporte. Me había hecho fan incondicional de los Packers, gracias a que Rodgers me dio la órdiga de puntos en la Fantasy, y a que les veía como un Athletic en la NFL, el último equipo romántico. Y llegamos a los Play-offs. Ronda Wildcard contra los Arizona Cardinals, a las 16:40, hora de la Costa Este, 22:40 en casa. Estaba en Mondragón, en plenos exámenes, pero daba igual, tenía que verlo. Y ahí estuve, solo en mi piso, conectado al msn con Gartzo, con los nervios a flor de piel. Y que partido. Recuerdo que Gartzo, que siempre ha sido un poco pussy, se quería ir a la cama, pero yo le convencía para que se quedara, con mil y una tretas… Tras el Onside-kick, no fue necesaria ninguna treta más. ¡Que partido! Por si no estuviera suficientemente enganchado, aquello ya fue… Recuerdo irme a la cama, a las 2 de la madrugada o así, abatido. Se me había terminado la temporada. Ya no me quedaba nada.

¡Arbitro! ¡Face mask clarisimo! ¡¡GOODELLATO!!

Luego vi como los Vikings machacaban a los pobres Cowboys de Gartzo, ante su desesperación. Como Peterson la “liaba”, entre otros, en el partido contra los Saints. Y con los exámenes ya terminados, llegó la SUPERBOWL. Así en mayúsculas, porque era nuestra “primera”. Habíamos visto otras, sí, pero ésta la vimos en riguroso directo, con la mano en el pecho mientras sonaba el himno, jerseys (de otros equipos, pero daba igual) puestos para motivarnos aún más, y varios saladitos para disfrutar de la velada.

Así fue mi iniciación. Ésta ha sido mi primera off-season, y por Zeus, que odio esos casi 7 meses de vacío más que nada. El mono ha ido en aumento. En casa ya me miran con caras raras, y cuando les dije que me iba a Londres a ver un partido de fútbol americano mis padres comenzaron a susurrar “¿qué hemos hecho mal?”.

Y ahora aquí me tenéis. Con un blog, explicando a mis colegas como se juega a esto, y yendo a los training camps de los Coyotes.Y es que, si hay algo que tiene el football, es que engancha una barbaridad.


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